jueves, 11 de diciembre de 2008

Volvemos enseguida. Permanezcan atentos a sus pantallas.

Tengo pensado, durante estas navidades, recuperar www.clubrelato.com, pero ya sabéis que el formato web, en principio, es un poco monolítico, por ello quiero enlazar mejor la web con este blog. Para realizar esto debería homogeneizar las entradas existentes, tanto en formato como en la forma, pero para ello tengo que pediros permiso dado que esas entradas son de todos. No pienso retirar nada, todo lo contrario, quiero recuperar su vida.
Por otra parte hay un archivo malicioso que se ha colado en el blog y voy a intentar eliminarlo. Espero tener suerte.
Lo que quiero que quede claro es que “El Club del Relato” no ha muerto, lo que pasa es que ando algo corto de tiempo. Siento haber decepcionado vuestras expectativas iniciales, pero pienso seguir al pie del cañón. No desesperéis.
La vida sigue… el blog también.
¡Gracias a todos!

miércoles, 22 de octubre de 2008

...

Eeehhmmm... Anybody in home? xDDDD

jueves, 22 de mayo de 2008

Pequeña duda

Pues eso: tengo una pequeña duda que me taladra el cráneo desde hace tiempo como un pequeño clavo oxidado: ¿cómo se hace para separar los párrafos con líneas en blanco en las entradas? Porque siempre que tengo que publicar un texto largo me sale de pena. ¿Copiar y pegar? ¿Meter un comando raro? Help...

sábado, 12 de abril de 2008

El Crisol de Cristal

Después de una larga temporada dedicada casi en exclusiva a la corrección de mi novela, vuelvo a la carga con este nuevo relato. Al menos, estaré más frecuentemente en la red antes de ponerme con el siguiente proyecto (le he cogido el gusto a los largos relatos). Espero que mi vuelta sea de vuestro agrado y disfrutéis con lo que os ofrezco. Un fuerte abrazo a todos y hasta la próxima, espero no dentro de mucho.

EL CRISOL DE CRISTAL



Rufus era uno de esos chicos con tendencia al autismo en clase. No es que no le gustase estar allí mientras el profesor enseñaba a sus alumnos, lo que pasaba era que prefería perderse en sus asuntos. Se quedaba absorto en la banalidad de sus pensamientos y ensoñaciones. Por esa razón, siempre se situaba en el lugar más apartado del aula junto a la ventana que daba al patio. Desde aquel primer piso, Rufus tenía una visión amplia de aquel lugar arbolado, ahora desierto. Más tarde sería un hervidero de chicos sentados aquí y allá, unos con el bocadillo y otros, más precoces o ansiosos tal vez por parecer más adultos, con el cigarro en la mano y aires de superioridad. Él tan sólo miraba a través del cristal. Sin buscar nada. Sin esperar pasase cualquier cosa del otro lado.

Estaba en mitad de la clase de matemáticas. Senos y cosenos se plasmaban en la pizarra por un recién instruido pupilo que dudaba y se balanceaba mientras el profesor aguardaba con sigilo que el chico acabara su demostración. Tuvo que darle algunas indicaciones antes de terminar, pero quedó bastante contento con el resultado. Después de todo, aquel era uno de sus preferidos. Por esa parte, Rufus estaba tranquilo, en matemáticas nunca le sacaban para esos menesteres. Podía evadirse de la realidad con cierta calma. Sus compañeros de las mesas adyacentes tampoco eran un problema. Cada uno iba a lo suyo o, por lo menos, no se preocupaban demasiado de aquel chico ensimismado.

No tenía porqué ser un día diferente aquel de primeros de Mayo. Se acercaba el fin de curso. El sol era más amigo de los días que las estrellas. El calor se incrementaba cada jornada. Apetecía más estar fuera que dentro de las aulas. Los profesores lo notaban y se ofrecían al alumnado menos exigentes y más comprensivos. No había un motivo para lo que sucedió en ese instante, a diez minutos del término de las enseñanzas de Don Pedro. Pero sucedió y aquello hizo que Rufus echara la silla hacia atrás y diera con su trasero en el suelo. El estrépito de la caída hizo que el profesor corriera hacia él con preocupación. Para sorna de los demás, Rufus recibió una reprimenda de Don Pedro en cuanto vio que se encontraba perfectamente y una carcajada sonora de sus compañeros. La humillación acabó devolviéndole a la realidad, pero aquello que le hizo caer aún permaneció durante mucho en su memoria. Y fue a eso a lo que recurrió mientras esperaba frente al despacho del director. No sería una amonestación severa, tan sólo una breve charla de aleccionamiento y, tal vez, un pequeño castigo.

Mientras el director trataba de poner en su sitio a Rufus, éste caminaba distraído por sus ensoñaciones. No obstante, tan centrado estaba en regañarle y tanta práctica tenía Rufus en el disimulo, que ni uno ni otro sacaron nada en claro y aún así ambos quedaron satisfechos. Sonó el timbre que anunciaba el fin del día y el director invitó al chico a marchar a casa. Rufus puso cara de disculpa, subió a la clase vacía y cogió su mochila. Antes de abandonar el centro se acercó al lugar en el que había estado sentado y miró con detenimiento la ventana. Pasó la mano por el cristal como si intentara limpiar livianamente una mota de polvo o alguna mancha. Estaba embobado cuando una señora de la limpieza le advirtió que ya era hora de irse y dejarle hacer su trabajo. Rufus se encogió de hombros y se marchó.

A punto estuvo de perder el autobús. De igual modo que solía hacer en clase, se situó en el lugar más apartado del resto de la gente, junto a la ventana. Sus compañeros de viaje gastaban bromas entre ellos, reían estrepitosamente ante la mirada severa del conductor y quedaban para la tarde. Rufus no tenía amigos desde hacía tiempo, así que siguió con sus cosas. Estaba mirando otra vez hacia fuera cuando volvió a suceder. Esta vez dio un respingo que nadie percibió. Se le erizó el bello de la nuca y respiró entrecortadamente. No apartó la mirada del cristal. Veía ahora lo mismo que hacía tan sólo unos minutos en el aula.

Al principio había pensado que aquel reflejo era él mismo. Sin embargo, cuando advirtió que la imagen se movía de una manera diferente a la de él y que incluso le sonreía, comenzó a dudar. Era difícil advertir una forma clara en el reflejo de una superficie transparente. Aquello no era como un espejo y temió el momento en que tuviera que ponerse delante de uno. No obstante, se percató de que la imagen contenida en el vidrio era la de una chica risueña de ojos ambarinos y piel morena. Ella le veía tan claramente como lo hacía él. Era, sin duda, un misterio. Nadie excepto él podía verla. O quizás, nadie excepto él pasaba tanto tiempo con la mirada perdida hacia ninguna parte como para darse cuenta de algo así. En cualquier caso, qué le importaba a Rufus lo que los demás hiciesen o dejasen de hacer. Se preguntó si se trataba de una quimera más de su imaginación. También se cuestionó, en caso de que no fuera así, si podría establecer algún tipo de comunicación con la chica del otro lado del cristal. Lejos de asustarse, una vez acomodado a la situación, sentía una inmensa curiosidad por el fenómeno.

Cuando llegó a casa, saludó a su madre, dejó la mochila y subió corriendo a su habitación. Una vez allí, se tiró a la cama y acercó la cara al cristal que daba a la calle. La imagen seguía estando allí. Tan clara como antes. Rufus acercó la mano a la ventana y puso sus dedos sobre ésta, mientras su madre chillaba que la comida ya estaba lista y debía poner la mesa. Antes de bajar, vio como la chica reflejada imitaba el gesto del chico y ponía las yemas de sus dedos unidas a las de él. Rufus sintió un escalofrío apacible, una chispa eléctrica que le rozó la mano. Ella sonrió. Mientras comía se preguntó si ella podría oírle desde donde estaba. Devoró la pasta en cinco minutos y, ante la sorpresa de su madre, volvió a su habitación con la excusa de hacer los deberes. Algo a lo que no pudo oponerse. Tal vez su chico estuviera cambiando y haciéndose más responsable.

Rufus pensó que era el momento perfecto para probar si podía ver a la chica en el espejo. Se fue al baño y entró con una cadencia lenta y pausada. No sabía lo que podría encontrar en su reflejo. Lamentablemente, la decepción fue lo único que había allí. Su propio rostro enfrentado al de Rufus en la realidad. Volvió cabizbajo a la habitación y se situó al lugar donde sabía ella debía estar. No le falló. Allí estaba, tan risueña como la primera vez. El chico se quedó prendado de la belleza de aquel reflejo y pasó el resto de la tarde admirando la imagen que a veces se perdía por los destellos del astro rey.

Nacieron en él entonces otras preguntas más profundas. ¿Sería aquella chica un fantasma? ¿Acaso una proyección desde otra dimensión? ¿Sería una chica de cualquier otra parte del mundo, como él? Y, en caso de ser así, ¿cómo habría echo para estar del otro lado y establecer ese contacto con él? ¿Sería el único? Divagando en cuestiones que no encontraban respuesta, Rufus se durmió.

A la mañana siguiente, la chica ya le esperaba para darle los buenos días. Le lanzó un tierno beso y Rufus pegó la cara al frío cristal para recibir el obsequio. Los días que continuaron fueron muy felices para el muchacho. Ahora tenía una amiga que, además, era muy especial. A veces la veía mover los labios tratando de decirle algo, pero no era capaz de identificar sus palabras. Tal vez su idioma fuera diferente. No lo sabía. Desconocía cualquier dato que pudiera darle una pista sobre la chica. El verano llegó y las vacaciones permitieron a Rufus disfrutar más aún de la compañía del reflejo. Su mayor secreto. Sus padres no dijeron nada en ningún momento. Era tan insólito verlo así de feliz que preferían no inmiscuirse en asuntos que no les atañían pero que, por el contrario, alegraban a su hijo de tan extraordinaria manera.

El verano, como siempre, pasó como una flecha y se acercaba la hora de volver a coger el petate y los libros. Apenas a una semana del fin de las vacaciones, Rufus despertó con el ánimo exaltado. Tenía intención de lanzarse a la chica y darle el mayor de los besos que la historia jamás contemplara. Había practicado mucho frente al espejo. Sería su primer beso. Y se lo daría a la chica del cristal. Su amiga especial. A estas alturas, tal vez algo más. Ella le recibió tan bella como siempre, con su encantadora sonrisa. Sus ojos le regaron de ternura y él, acicalándose un poco el pelo, se acercó tímidamente al reflejo. Ella, que lo vio venir, le imitó juntando los labios. Rufus tragó saliva. Era un momento importante. Cuando el chico puso su boca cerrada sobre el cristal, ella acercó la suya y la unió a la de éste. Una descarga agradable le recorrió la comisura y se le durmió la lengua. Rufus cerró los ojos para saborear el instante. Al abrirlos... comprendió.

Vio su cama. Su habitación y la puerta que daba al pasillo al fondo. Pero no vio la imagen de la calle llena de árboles a través de la ventana. Al mirar atrás tan sólo veía oscuridad. Se sintió liviano. Estaba atrapado. La chica seguía del otro lado, pero ahora era perfectamente visible. Su belleza era sublime, mucho mayor de la que se advertía en un simple reflejo. Tenía una mirada cautivadora y un cuerpo que, para la edad que tenía, resultaba de lo más atractivo. Rufus sabía que rompería muchos corazones después del suyo. La chica bajó de la cama de un salto. Miró hacia atrás y lanzó un beso al muchacho antes de perderse con cautela por la puerta que daba a las escaleras. Rufus no oyó como bajaba hacia el piso inferior y salía a la calle. Posiblemente en busca de su hogar o quién sabe qué. Él, en cambio, tomó el relevo de aquella cárcel inmaterial. No oyó los gritos de su madre llamándole para comer. Tan sólo la vio minutos después subiendo a su habitación para buscarle algo enfadada por la desidia de su hijo. Horas después la policía fue quien estuvo en su habitación, buscando pruebas o alguna pista del posible paradero de Rufus. Semanas después, harto de ver dolidos a sus padres, el chico abandonó el reflejo de aquella ventana y comenzó a recorrer los vidrios de todas las ventanas del mundo en busca de una víctima que pudiera coger el testigo. Cuando encontrará a alguien, le regalaría la mejor de sus sonrisas y jugaría a conquistar su corazón. Entonces, sólo entonces, volvería a ser libre. Y quizás, era posible, buscara a la chica que un día le dio prisión para amarla o castigarla por aquello. Llegado el momento, dejaría que el Amor decidiese por él. Si aún seguía existiendo, claro. En tanto permanecería encerrado en aquel crisol de cristal.

martes, 8 de abril de 2008

De las artes y las letras

“Vea Maestro…¡Zas! Salta la liebre huyendo del cazador y describe su parábola. El artista moderno toma su lápiz y la dibuja con una línea, no se necesita más; en tanto que el artista antiguo la dibuja con todos sus pelitos ¿estamos?”

Leo esta reflexión del escultor Antonio Sibellino y me pregunto si es también aplicable a la literatura: ¿se ha producido la misma revolución que en artes plásticas? Es cierto que ciertas figuras, como Proust o Joyce, representan un gran cambio, pero en vez de desembocar en “la línea” como sugería Sibellino, pareciera que hubieran abierto todo un mundo de “pelitos” y otros fenómenos que no habíamos advertido antes. Es decir, parece, que si hubo revolución, ésta fue en una dirección muy diferente a la de otras artes.

Y no sólo eso, sino que si uno ve la lista de los últimos bestsellers, uno pudiera creer que ni Proust ni Joyce hayan existido nunca. En cambio, miremos las obras de arte más vendidas en las últimas ferias y será imposible olvidarnos que hubo una vez un Duschamp o un Picasso.

Quizá exista una revolución pendiente en la literatura. Ojalá no tengamos que esperar a que el mercado editorial asimile los cambios de los últimos cien años.

miércoles, 19 de marzo de 2008

Viaje extasiástico a la estación del bucle.

Subían y bajaban. Una y otra vez, sin descanso.

Una melodía se escapaba de entre los estridentes acordes que todo lo controlaban. Y yo permanecía allí, en medio, de pie, como mirándolo todo desde una burbuja infranqueable, como si estuviera en un margen agotado por todas aquellas existencias que danzaban clavando sus ojos vacíos en los del resto pero sin llegar a traspasar el vidrio que bloqueaba la realidad. Una y otra vez, sin descanso, sin permitir que aquel ejercicio de contemplación de la destrucción ajena evitara colaborar en la mía propia.

Cuando fluye la letanía es difícil combatirla, más cuando su llegada es bienvenida y deseada, y se apodera de tu voluntad. La voluntad es lo último que perdemos instantes antes de dejar de ser personas para convertirnos en entes inanimados, en vacuos seres guiados únicamente por los espasmos artificiales que se dibujan en nuestras mentes gracias al sonido que extrae una aguja de un vinilo que da vueltas una y otra vez. Una y otra vez, sin descanso, una y otra vez.

Un ejército de valientes abandonados al sumo estado de plenitud que jamás he conocido. Un ejército de cobardes que no aceptan la realidad tal y como es. Tal vez, bien pensado, no sea más que una realidad más… cuando la has llegado a conocer.

La cuestión es que la melodía sonaba perfecta en mi cabeza, desde la que era conducida a todos los rincones de mi cuerpo. Conductos plenos de satisfacción acelerada. Todo mi ser palpitaba, una vez más, una y otra vez, sin descanso, una y otra vez más. Y allí continuaba estando yo, observándolo todo desde el altar de los que contemplan, como si conmigo no fuera la cosa a pesar de ser uno más.

Una vez más.

martes, 18 de marzo de 2008

Detención

Parece ser que aquel grupo de muchachos, desde el punto de vista froidiano, habían pasado de la etapa sádico-anal a otra etapa “hijadeputa” porque se pasaban el día “dando por culo” metafóricamente. Tal era la cualidad de la brutal ponzoña de aquellas adolescentes criaturas que, nadie en el barrio, se atrevía a dejar su coche en la calle, con lo que los precios de las plazas de aparcamiento se habían disparado.

No sé si en todo el asunto tendría algo que ver el hecho de que el cabecilla fuera hijo del dueño de una oficina inmobiliaria, pero como yo así lo creí… esa fue la razón de que incendiara la citada oficina.

El inspector miró a sus compañeros y luego miró al detenido estirando el silencio como una goma que terminaría por romperse de tan tensa, pero no fue así. Finalmente habló con voz pausada mientras borraba de su ordenador la transcripción de aquella declaración:

--¿Sabe una cosa?

El silencio, esta vez, fue breve antes de continuar.

--Me ha convencido. Dejaremos una semana de margen y si esas sabandijas prepúberes dejan de dar por culo, como usted dice, nunca le habremos detenido por pirómano. Pero como esos cabrones vuelvan a tocar mi coche…

Esta vez la pausa si llevó a una explosión emocional en la voz del policía.

--…Le juro por el nuevo código de circulación, que haré con sus huesos todo aquello que, por ley, no puedo hacer a esos mocosos.

Y ante el atónito silencio de todos, en especial del detenido, miró hacia la puerta con un claro gesto de su cabeza.

--¡Puede marcharse!

Sin embargo, cuando empezaba a traspasar el umbral de la libertad, la voz del inspector le clavó de nuevo al suelo.

--Y, de aquí a entonces, no se le ocurra salir del país porque haré que le pongan en el listado del Interpol como el terrorista más buscado.

Terminó de salir de allí con el miedo en el cuerpo, pero con una firme decisión de vigilar día y noche a aquellos bárbaros a fin de asegurarse una distancia de seguridad entre él y las garras del inspector.

by Vicente Salinas Roca

registrado

miércoles, 12 de marzo de 2008

What a wonderful World

What a wonderful World
Que mundo tan maravilloso.






El vaho invadía la estancia contigua al baño, las diminutas gotas transportaban su contenido aromático. Gardenias, dulces gardenias que llevaban a un jardín encantado repleto de ellas. Entró por sus fosas nasales invitándole a contemplarla dentro de la bañera. Se sentó en la taza del inodoro y la miró en silencio durante largo rato. Dos perlas verdes se enfrentaban a él bajo un mechón rojizo, también en silencio.

Únicamente Louis llenaba el ambiente con What a wonderful world, rasgada What a wonderful world, siniestramente esperanzadora What a wonderful world.

Tan bella como siempre, sus pechos quedaban ligeramente cubiertos por el contenido caldoso, dejando entrever la pacífica oscuridad de sus pezones. Su tez inmaculada, piel de hada, resplandecía decorada por minúsculas esferas del rocío. El disco dejó de girar. Después de esa póstuma canción, entonces sus palabras ocuparon el espacio.

-Perdóname-. Mientras recogía la ropa interior esparcida sobre las baldosas. -Ya se que he sido un auténtico cabrón y también se que no te mereces todo lo que te he hecho pasar. Perdóname- Hizo una pausa para llevarse con ambas manos las delicadas prendas hasta la nariz, sumergiéndose en ella, casi ahogándose en ella. De nuevo, con la voz entrecortada, dijo -perdóname- y la miró con lágrimas en los ojos antes de volver al salón y marcar el 091.

Ella no contestó, continuó mirándole fijamente, mostrándole las grandes grietas que abrían sus muñecas, mientras su hermosa melena se fundía en perfecta armonía con la tonalidad antinatural del agua.
by Mise

domingo, 9 de marzo de 2008

Juicio al adjetivo

Ya Horacio Quiroga, en su decálogo del perfecto cuentista, advertía: «No adjetives sin necesidad. Inútiles serán cuantas colas de color adhieras a un sustantivo débil. Si hallas el que es preciso, él solo tendrá un color incomparable. Pero hay que hallarlo».

Drummond de Andrade va más allá y nos confiesa que «en la medida en que envejezco, voy dejando de lado los adjetivos. Llego a cerciorarme que es posible decirlo todo sin ellos, mejor que con ellos.

¿Por qué "noche gélida", "solitaria noche", "noche profunda"? Es suficiente "la noche".

Frío, soledad y profundidad están latentes en el lector, pronto a envolverlo, ante la sola provocación de una simple palabra: "noche"».

¿Habrá alguien que los defienda?

Sí, y con mucha pasión, Adam Zagajewski:

«A menudo nos repiten que debemos suprimir los adjetivos. Un buen estilo—oímos decir—puede prescindir perfectamente del adjetivo; le basta el arco sólido del sustantivo y la flecha ubicua del verbo. Y, sin embargo, el mundo sin adjetivos es triste como el quirófano en el día de domingo. Una luz azulina se filtra a través de las ventanas frías, zumban en voz baja los mustios tubos fluorescentes.

El sustantivo y el verbo son suficientes para los soldados y los dirigentes de los países totalitarios. Porque el adjetivo es el garante indeleble de la individualidad de los objetos y las persona. He aquí un montón de melones en un tenderete. Para un adversario de los adjetivos la situación no presenta ninguna dificultad. “Los melones están en el tenderete.” Y lo cierto es que un melón es amarillento como la tez de Talleyrand mientras discurseaba en el Congreso de Viena, otro es verde, inmaduro y lleno de arrogancia juvenil, y hay uno que tiene la cara chupada y se ha sumido en un silencio profundo y fúnebre como si no pudiera acabar de despedirse de los campos de Provenza. No hay dos melones iguales. Algunos son oblongos, otros rechonchos. Duros o blandos. Huelen a campiña y a amaneceres o están secos, resignados a todos, asesinados por el transporte, por la lluvia, por las manos de unos desconocidos y por el cielo plomizo de un suburbio parisino».

En este juicio no hay un único juez: sólo cuenta el veredicto de los testigos y el de la opinión pública.

Se abre la sesión.

martes, 4 de marzo de 2008

Sólo conseguiré volverme loco.

No recuerdo la última vez que llovió más de cien días seguidos en la ciudad, pero estoy a punto de olvidarme de lo que es un día de sol.

Si sigo así sólo conseguiré volverme loco.

Necesito escapar hacia algún lugar desierto, a casas de madera mirando al mar de ninguna parte, en medio de montañas verdes o rojas y con la única compañía del viento perpetuo.

Solos el cielo, el mar y mi casa de madera en el acantilado, para que si algún día se cae al vacío de tus ojos todos piensen que fue un error de cálculo al salir de la cama.

Ese día se levantó con el pie izquierdo -comentarán todos mientras ríen y fuman y beben cerveza hasta llorar alcohol.

Y el aroma de sal que lo absorbe todo y ser mecido como la hoja de un árbol en medio de cualquier tarde de otoño menos en esta.

Si sigo así sólo conseguiré volverme loco.

Se escucha una música que viene de algún sitio en el que siempre he estado pero que no consigo recordar y encima de la mesa los apuntes me miran acusadores.

Espero paciente el día en que pueda tropezarme con un guisante que me haga caer de bruces contra el mundo dejando al descubierto aquello que se enseña sin ver.

El amargo olor de las manzanas podridas inunda las cestas de caperucitas anónimas mientras acecho como un lobo sin dientes esperando recoger las migajas.

Miro mi reflejo en el espejo del mundo mientras mi alma absorbe todo lo que hay alrededor y ya me lo decía mi madre.

Si sigo así sólo conseguiré volverme loco.




La locura es subjetiva, pero si no cuela esto sólo es un ejercicio de escritura surrealista.

Foto: Cristóbal Palma. Casa Poli, ubicada en la Península de Coliumo, a 550 km al sur de Santiago de Chile.

TOLKIEN: PEQUEÑO GRAN HOMENAJE A UN GENIO

Mucho se ha escrito sobre Tolkien, muchos grandes profesionales se han detenido a discutir sobre su obra, tal ha sido la repercusión que ha tenido su trabajo. Siendo así, no pretendo hacer un ensayo pormenorizado de cada detalle de tan magna obra, porque sencillamente no estoy capacitado para ello, y porque sería redundar en más de lo mismo. Aquí pretendo solamente hablar de mis impresiones personales y resaltar algunos datos sobre el que para mí es un genio sin parangón no sólo en la literatura fantástica, sino en el mundo de las letras en general. Sé que algunos me tildarán de exagerado, sé que muchos puritanos consideran a Tolkien y su obra como “cuentos para adolescentes”, “relatos fantásticos para quienes no les gusta la verdadera literatura” (su literatura, la que ellos consideran como tal), o sencillamente… que no es literatura. Sin embargo, la obra de Tolkien me merece, personalmente, no sólo todos mis respetos, sino toda mi admiración.Obviamente, no esperen objetividad por mi parte.No puede haberla en un homenaje.

***

¿Qué es lo que más destaca en la obra de Tolkien? Realmente sería complicado responder a algo así, en tanto cada lector que se sumerge en alguna de sus historias se ve sorprendido por diversos aspectos de estas: universalidad en los conceptos, enormidad en el mundo geográfico y temporal donde transcurren los libros, complejidad de las sociedades y culturas de cada uno de los pueblos que pueblan la Tierra Media (ese mundo nuestro, el real, pero enclaustrado en un tiempo imaginario), los lenguajes…

Para mí es el perfecto equilibrio de un universo pensado al milímetro, la magnífica capacidad de Tolkien a la hora de tomar mitos y leyendas de diversas culturas antiguas y aunarlas en un todo, en una mitología propia pero que a la vez nos resulta cercana a todos los lectores.Sí, porque a pesar de lo que muchos creen, el universo tolkeniano no nació de la nada. Contiene conceptos derivados de la exhaustiva documentación que el profesor recopiló: Beowulf, la rica mitología nórdica y celta, El Anillo de los Nibelungos, la Leyenda del Rey Arturo, la Biblia, incluso… Tolkien tomó lo que consideraba oportuno de todo aquello, forjando algo nuevo desde lo extraordinariamente antiguo. Renovó la mitología. Ese era su principal interés, así lo dijo en muchas de sus cartas, lo que Tolkien pretendía era crear una mitología que sobreviviera a sus tiempos, una prehistoria mítica de nuestro mundo actual y real.

En mi opinión, ciertamente lo logró.Imagínense por un momento la tremenda magnitud de tal tarea, no en vano a Tolkien (no olvidemos que un profesor y erudito de la lengua inglesa) le costó la friolera de 16 años desarrollar El Señor de los Anillos… ¡16 años! Comenzando con los esbozos nacidos en las trincheras durante la Primera Guerra Mundial (en la que Tolkien participó si bien brevemente), y que darían lugar a la amplia cosmogenia tolkeniana (que luego se convertiría en El Sillmarillion), Tolkien creo toda un inmenso y detallado universo con su propia y dilatada historia. Desde la creación del mundo gracias a la música por parte de Eru (el Dios Supremo) y sus hijos inmortales (claramente un reflejo de los arcángeles, aunque convertidos en dioses menores) hasta la conclusión de la era mítica en El Señor de los Anillos, su obra más universal; grandes aventuras épicas (la Caída de Númenor, basada en la leyenda de la Atlántida, o la Guerra del Anillo, mezcladas con pequeñas fábulas románticas como la historia de amor entre Luthien y Beren, reencarnada luego en las figuras de Arwen y Aragorn); razas antaño vagas (como sus maravillosos elfos, surgidos de los Tuatha De Dannan irlandeses del Libro de las Invasiones), que ahora quedaban perfiladas por completo al contar con una sociedad, historia y lenguaje perfectamente estructurados; creaciones propias como los famosos hobbits, que derivarían en razas tan divertidas como los kenders de la franquicia Dragonlance.

Tolkien no dejó nada al azar, creo un lugar, con su historia, sus idiomas, sus alfabetos, sus propias leyendas, su flora, su fauna… Sí, una tarea titánica (los que escribimos bien que lo sabemos), por cuyo valor al no ser abandonada merece Tolkien, a mi modo de ver, el calificativo de genio. Para apreciar la grandeza de lo creado por Tolkien, basta un ejemplo revelador que nos regala David Day en la “Enciclopedia Tolkien Ilustrada”:“Sería como si Homero, antes de escribir la Ilíada, o la Odisea, hubiera tenido que inventar primero toda la mitología y la historia griegas”.

***

Aquellos que critican al profesor se ceban sobre todo en su estilo narrativo. No analizaré tal concepto porque sinceramente no soy un experto en el tema, pero diré que he leído críticas que comparan el estilo de Tolkien con el de grandes plumas como Joyce, Pound o T.S. Eliot, a quien pocos discuten. Y, de nuevo, recuerdo que Tolkien fue un reputado académico. Para muestra, nada más fácil que leer las muchas biografías del autor: catedrático en el Departamento de Lengua Inglesa de la Universidad de Leeds y más tarde catedrático de anglosajón en la Universidad de Oxford. No son pocas credenciales.

Derivado de todo ello, Tolkien fue un estudioso de la Lengua y la Lilteratura Inglesa en dos áreas que marcarían su obra: la anglosajona y la medieval. Dicha sapiencia tendría su máximo exponente en la invención por su parte (alrededor del 1912), de lo que serían las lenguas élficas presentes en sus obras, el Quenya y el Sindarin, inspirados en principio en los idiomas finlandés, irlandés y sobre todo galés. Los lenguajes creados por Tolkien contienen tantos detalles y matices que han sido objeto de profundos estudios lingüisticos, otro punto más de la grandeza imaginativa del profesor (¡¡Hoy en día se puede incluso encontrar academias en las que aprender élfico!!).

Y luego está el trasfondo moral de las historias de Tolkien. Siguen el axioma popularizado por Lord Acton: “El poder tiende a corromper, el poder absoluto corrompe absolutamente”, que dota de una épica a cada acción y consecuencia. Otra de las leyes fundamentales en las historias tolkenianas sería el principio de que el mal siempre se vuelve contra sí mismo de modo natural, un concepto llevado al extremo en la figura de el Anillo Único y el infeliz Gollum. Esta moralidad obviamente no es trasladable al mundo real, en tanto aquí las malas acciones no siempre reciben un castigo, desgraciadamente, pero es igualmente fácil de adoptar por el lector ansioso de una justicia poética que no existe en nuestra sociedad. Igualmente, muchos elementos de la obra de Tolkien, especialmente en El Señor de los Anillos, consiguen atrapar al lector por la cercanía con el mundo real. Tolkien equipara el mal con la desproporcionada progresión tecnológica en la figura de Sauron y en especial de Saruman (que destroza gran parte del bosque de Fangorn para alimentar sus hornos y producir armas para la guerra), en clara referencia al conflicto mundial que el propio Tolkien vivió en persona (tal concepto sería oportunamente utilizado por diversos movimientos ecológicos sobre todo en los años 60). Del mismo modo compara el tranquilo y campechano modo de vida de los hobbits (típicamente inglés) con el bien. La adopción del dragón como signo del mal, o la similitud de Sauron y Morgoth con el ángel caído que se convirtió en el diablo muestran igualmente una inspiración católica, no obstante aderezada con el toque mítico de otras tantas mitologías del pasado, como ya he comentado.

***

Como conclusión, conviene apuntar que hoy la influencia de la obra de Tolkien va más allá del marketing y de sus, algunos, compulsivos seguidores (que son legión, más todavía tras las adaptaciones cinematográficas de sus libros). El Señor de los Anillos es una obra de obligada lectura en muchas escuelas británicas, y supuso un estandarte de la contracultura de los años 60. Ha calado tanto en la sociedad no sólo inglesa sino mundial que ni lo advertimos. Un nuevo ejemplo: en otras épocas el mago era una figura oscura, misteriosa y en ocasiones terrible, más cercano al druida celta que al mito que tenemos de Merlín actualmente. Pero apareció Gandalf, el Gandalf de Tolkien (que también innovo al apartar la concepción de mago como profesión y convertirlo en una especie de mensajeros divinos encarnados, una nueva similitud con la religión cristiana), el Gandalf que se convirtió en el modelo que hoy conocemos de mago, con su característico gorro puntiagudo, la larga barba, la túnica y el bastón. Reconozcámoslo todos. Cuando pensamos en un mago la primera imagen que se nos aparece es la de nuestro querido Gandalf (¡Incluso a aquellos que jamás se han leído el libro o visto las películas!), del mismo modo que cuando pensamos en un elfo nos viene a la memoria la magnífica estampa de Elrond o Galadriel, y no las antiguas descripciones de seres diminutos y traviesos. Son legión los escritores que se han visto influenciados por la obra de Tolkien (yo mismo, aunque sólo sea un aficionado), que se nutren del particular estilo de narrar o concebir historias del profesor Tolkien. Franquicias de literatura fantástica, mal llamada “de espada y brujería”, han surgido a la sombra del maestro, casi plagios algunos, sinceros homenajes otros. Se critica a este género porque se le tilda de comercial. Un argumento patético. Repasen el pasado reciente. En su día, hubo críticos que se ensañaron con cierto grupo inglés por considerarlo comercial y demasiado popular. Y sin embargo, hoy en día los Beatles son considerados el máximo exponente de la música de calidad, y sus letras incluso estudiadas en universidades. Es crónico de ciertos críticos atacar a aquello que vende, a aquello que, en definitiva, gusta. Pero yo me pregunto… ¿no es la literatura, además de un arte, un entretenimiento? ¿No nació al fin y al cabo para ello? Si atendemos a este concepto tan elemental, la literatura fantástica, así como otros géneros tan vilipendiados como la ciencia-ficción y el terror, merecen tanto respeto como cualquier otro estilo literario.

Y entre los grandes maestros no sólo de estos géneros sino de la literatura universal, realmente creo que Tolkien merece un puesto privilegiado, al lado de genios como Joyce, Lovecraft e incluso Cervantes y otros grandes clásicos, aunque sólo sea por atreverse a concebir un mundo que nos ha otorgado a muchos innumerables horas de ocio y emociones.

Aunque sólo sea por hacernos soñar e impulsarnos a escribir.


BREVE BIBLIOGRAFÍA DE J.R.R TOLKIEN:

-El Hobbit, 1937

-Egidio, el granjero de Ham, 1949

-El Señor de los Anillos:

La Comunidad del Anillo, 1954

Las Dos Torres, 1954

El Retorno del Rey, 1955

-Las Aventuras de Tom Bombadil, 1962

-El Herrero de Wootton Mayor, 1967

-El Silmarillion, 1977

-Cuentos inconclusos, 1980

-Los Hijos de Húrin, 2007



© 2007 Javier Pellicer Moscardó

martes, 26 de febrero de 2008

Las farolas de tu barrio

Veo la sombra de esa mujer de mediana edad que baila para ella sola en el salón de su casa.

La habitación es de reducidas dimensiones, pero ella ha juntado todos los muebles en un rincón y ha apagado las luces, dejando sólo la tenue iluminación de la farola.

Baila Piazzola, es triste, melancólico te diría ella si pudiera verte. Gira extasiada con la mirada perdida, parece que llora, pero no, es el brillo propio de la luz artificial.

Sus caderas la han llevado hasta el suelo, ha elegido una esquina vacía del salón. Siempre pensó que su vida estaba compuesta por esquinas, por dobles direcciones. Desliza lentamente la mano derecha, la única que podemos ver puesto que la pared tapa el resto de su cuerpo, acaricia el muro desagradecido y le parece por un segundo, que es la piel de aquel adolescente que hace años rozó, sin mirarlo siquiera, en un autobús urbano, era verano y cree que entonces aun era feliz.

La mano llega al suelo y el cuerpo se curva en un abrazo imposible, el borde de la pared se clava fiero en su vientre caprichoso. Pasan diez segundos y nada pasa, los brazos y las piernas estiradas cubriendo el frío muro.

Ahora si se escapa una lágrima traviesa, pero no podemos verla, su rostro contra el suelo de madera. El orgullo de mujer latina, mujer de hierro y fuego.


Las mujeres ya no saben llorar,

las mujeres ensimismadas y rapaces,

mujeres de barro y azahar.

Quiero no ser mujer,

tampoco sabría ser hombre.

Danzo con furia y rabia

danzo hasta que los pies me sangran

y mis tristes rodillas se agrietan de polvo y miseria.

Reivindico el derecho a no ser

a no creer en nada

a bailar hasta la vejez

a morir en movimiento.

Salvia de árboles enfermos

cubre mi cuerpo

y vuelo así,

entre farolas y

gatos pardos.


Canta al tiempo que curva su espalda hacia el suelo y Piazzola continua inclemente con esa melodía que rasga el alma. Silencio fuera de este cuarto, el mundo parece estar en otra parte.

Creo que te amo le susurro al oído, pero ella no puede oírme.

Te marchas de mi lado dando un portazo. Sé lo que piensas, siempre me gustaron los amores imposibles y yo no te sigo, porque ella comienza de nuevo su danza que a mi me parece un hechizo y me quedo quieta y en silencio. Esperando, tal vez, que en algún momento note mi presencia y decida amarme.

Así, envueltas en música y baile y lágrimas furtivas.



lunes, 25 de febrero de 2008

Inenarrables

Chicos, chicas, hoy he empezado a construir un blog propio, un antro oscuro lleno de cosas raras (bueno, creo que alguno me conoce ya :P). Echad un vistazo si os apetece. Es algo que he empezado para combatir un poco el panorama tan negro que tiene la literatura por internet: http://inenarrables.blogspot.com/
Tenemos que expandirnos cual peste literaria, tovarischs...

jueves, 21 de febrero de 2008

Noticias

-No es Alicia en el mundo de los espejos ni nada parecido, seguid este enlace:
http://www.narrador.es/web/content/blogcategory/18/144/
Narrador.es ya es una editorial, una librería y más...

-Ha llegado ese momento anunciado. Como ya había anunciado, a partir del lunes, y durante siete semanas, voy a iniciar una desaparición relativa a nivel de participación. Me voy con la esperanza de ver crecer este proyecto desde la "relativa" distancia.

-Nuestro compañero Rafael Rubio está de viaje por tierras niponas y se lo está tomando con mucha dedicación. Sin lugar a dudas, cuando regrese, nos contará historias fascinantes del país del sol naciente.

-Como ya viene siendo una tradición, ayer, la salida a la venta en España de "Harry Potter y las reliquias de la muerte" fue un éxito. Hubo de todo. Preguntamos a un adolescente sobre el libro y nos contestó que ahora Potter será lo más importante. En el instituto le habían puesto como lectura obligatoria la "Pilar Prim", pero que tendría que esperarse, Harry iba antes. Las comparaciones puede parecer odiosas, pero cómo este insigne estudiante podrá leer la profunda y extenuante obra de la literatura catalana después de más de seiscientas páginas de trepidantes aventuras. Este si es un misterio para que desarrolle la multimillonaria J.K. Rowling

www.narrador.es

Que entre las web's que hemos tomado notas está www.narrador.es no es ningún secreto. Por esa razón tenemos que hacernos eco de un cambio importante que está a punto de producirse en ella.
La mayoría de nosotros hemos publicado alguno de nuestros primeros relatos en aquel espacio, por eso, sin duda, le guardamos un gran cariño y, de tanto en tanto, entramos a leer cuantas buenas ideas pasan por allí.
En uno de esos viajes, de esas visitas aun espacio amigo, he encontrado el anuncio: "YA ES MAYOR DE EDAD". El viernes nos lo aclararán... el viernes será el cambio. El viernes es mañana.
Como espejo en el que nos gustaría mirarnos, estaremos muy atentos a lo que van a mostrarnos.

miércoles, 20 de febrero de 2008

El Reto

Creo que una buena forma de incentivar la escritura creativa en El Club del Relato es la creación de retos. La idea me surgió de la página web relatsencatala.com y la verdad, es que el dinamismo del juego es muy atrayente y genera lazos entre los concursantes.

La reglas son sencilla:
1) Una o dos personas crean un reto.
2) Esas personas son el jurado del reto.
3) Los retos se publican a modo de comentario, para así, centralizar el tema.
4) El ganador o ganadores del reto son los encargados de presentar el nuevo reto.

Espero que os guste la idea, y como de alguna forma se ha de empezar, si queréis, yo propongo el primer reto. Abriré un nuevo tema con el título: Reto 1, y de esas forma lo iremos numerando.

Retazos

Reflexionando sobre cosas, con una música de fondo que lo hace todo mucho más fácil, pensaba sobre lo que me gustaría compartir en este momento, de entre los retazos de todo aquello que ha acabado prendido de mi memoria. Libros que, quizás leidos por casualidad, como en este caso, han resultado más que conmovedores. Me gustaría transcribir un trozo de un libro que leí hace poco y que recomiendo fervientemente, no sólo porque enfoca la segunda guerra mundial desde un punto de vista diferente al que estamos acostumbrados, sino porque relata la historia, según lo veo, de una forma muy especial. El libro en cuestión es 'La ladrona de libros' de Markus Zusak.
Como puesta en escena, os contaré que la protagonista de la historia es una niña alemana que está aprendiendo a leer, inmersa ella y todo su entorno en plena guerra mundial, en el corazón de la alemania Nazi. El texto que paso a transcribir no desvela nada primordial del argumento de la historia, para alivio de todos aquellos que quieran animarse a leerlo, y la razón por la cual quiero resaltarlo, es simplemente por la simpleza y la belleza de aquello que puede unir a un conjunto inesperado de personas acurrucadas en el interior de un oscuro bunker, entre un millar de bombas que amenazan con devorarlos a todos.

"Incluso Rudy estaba completamente rígido, fingiendo despreocupación, tensando los músculos para combatir la tensión. Brazos y codos luchaban por hacerse sitio. Algunos adultos intentaban calmar a los niños. Otros ni siquiera conseguían calmarse a ellos mismos.
- ¡Haz callar a ese crío! - gritó frau Holtzapfel, aunque su voz no fue más que otro desventurado reproche en medio del frenético caos del refugio.
Mugrientas lágrimas asomaban a los ojos de los niños y el olor a alientos nocturnos, el sudor de sobaco y ropa sucia de varios días se mezclaba y bullía en lo que en esos momentos era un puchero donde flotaban humanos.
A pesar de que estaban una al lado de la otra, Liesel no tuvo más remedio que alzar la voz.
- ¿Mamá? - insistió-: ¡Mamá, me estás destrozando la mano!
- ¿Qué?
- ¡La mano!
Rosa la soltó, y para sustraerse al barullo del sótano, Liesel abrió uno de sus libros y empezó a leer en busca de consuelo. El primer libro de la pila era 'El hombre que silbaba' y lo leyó en voz alta para concentrarse. El primer párrafo llegó entumecido hasta sus oídos.
-¿Qué has dicho?-rugió su madre, pero Liesel la ignoró para no perderse ya en la primera página.
Al pasar a la siguiente, Rudy reparó en ella. Se fijó en lo que estaba leyendo y llamó la atención de sus hermanos con un golpecito en el hombro para que hicieran lo mismo. Hans Huberman se acercó y pidió silencio. La calma se abrió paso en el abarrotado sótano. A la tercera página, todo el mundo estaba en silencio menos Liesel.
El crujir de las páginas los cautivó.
Liesel continuó leyendo.
Compartió la historia durante unos veinte minutos. Su voz tranquilizó a los niños más pequeños y los demás imaginaron al hombre que silbaba huyendo de la escena del crimen. Liesel no. La ladrona de libros sólo veía la mecánica de las palabras, sus cuerpos varados en el papel, derribadas a golpes para que ella pudiera pisotearlas. En algún lugar también estaba Max, en los espacios entre un punto y la mayúscula siguiente. Recordó cuando le leía mientras estaba enfermo. ¿Estará en el sótano? ¿U otra vez al acecho de un pedacito de cielo? se preguntó."

Notas sobre las imágenes

Las imágenes que circulan por Internet, como los relatos, han sido creadas por alguien. Si queremos hacer una web en serio es muy importante poner la fuente, si no se conoce al autor, de donde se han sacado esas imágenes y, en la medida de lo posible, usar imágenes propias.
Por otra parte voy a buscar la forma de asociar un fondo documental donde dejar imágenes de creación propia disponibles para su uso aquí.

El diario de Putricia



Cae la tarde.
Las marujas, como grandes polillas a la luz, se acurrucan silenciosamente ante los televisores, encendiendo distraídamente un cigarro con el cenicero en el regazo. Momentos después, puntual, comienza el espectáculo. La eterna distracción, la panacea como recompensa a todas las agonías de la jornada. Una cabecera con musiquilla de apaño y recortes de color animados. Una pasada rasante de la cámara sobre los obligados aplausos de un público sin rostro. Un progresivo acercamiento a la figura de la presentadora; mujer cliché, anodina, compuesta siguiendo cada uno de los pasos del manual para constituir un personaje correcto y vacío. Una mera azafata puesta ahí para dar paso a los abotargados testimonios de la desgracia diaria. Fin de los aplausos. Carraspeo de la presentadora y un “muy buenas tardes a todos: hoy tenemos con nosotros...”.
Todo eso es tan solo el proceso introductorio al ritual, la preparación para el enfermizo juego empático que, tarde tras tarde, de lunes a viernes, cautiva completamente la atención de las amas de casa del país entero. Un proceso más que religioso; ya de por sí, infinitamente más popular que la oración en la iglesia: un acto vital de canibalismo emocional, vouyerismo vampírico mediante el cual exorcizar el propio vacío interior y taponarlo con sensaciones y vivencias ajenas. Un remedio de escasas horas, temporal, como cualquier droga. Su uso, abuso y necesidad son constantes, una vez la persona es absorbida en la luz artificial, los aplausos, las lágrimas, los silencios incómodos, los abrazos y los gemidos, la actitud a duras penas impasible (y completamente falsa) de la presentadora, el ansia y la espectación por el grotesco caso siguiente...
Una espiral constante.

Al final del ritual, extenuación y desconcierto.
Desorientada por la marea de sentimientos robados, la maruja regresa por unos instantes a su realidad particular, perdida en la negrura del salón. Con los aplausos finales, la tonadilla de despedida y los créditos del programa, comienza a sumirse en una dolorosa ansiedad. La cruda idea del mundo empieza a imponerse, a tender de nuevo sus húmedas e hirientes garras. Es la hora de una profunda reflexión que el colapsado cerebro de ella se niega en redondo a producir. El nivel de agonía espiritual es intolerable.
Un manotazo desesperado, tanteando el sofá como las zarpas de un engendro ciego del subsuelo. Por fin el ansiado contacto de plástico rígido del mando a distancia. Luego, el violento disparo a la pantalla.
Más canales, más drama y más miseria.
El entretenimiento nunca termina.


Primeras piedras.

Buenas a todos en estos primeros momentos de andadura en grupo.

En lo que al nombre se refiere creo que el club del relato es el más apropiado, en vista de que sucediese así tengo en mi poder el nombre "elclubdelrelato.blogspot.com", que a mi modo de verlo lo haría más sencillo a la hora de comentarselo a la gente a través del boca a boca, que hablar de un club del relato al que se accede a través de clubrelato... No sé si me explico pero creo que más o menos se entiende.

Quiero proponeros también, que aparte de lo que escribamos como relatos propios, nos mojemos un poco y hagamos artículos literarios que tengan cierto gancho a la hora de atraer a gente (y ya de paso de aparecer en la caché de google ;)).

No sé si estaré pecando de ambicioso, pero tengo en mente un artículo sobre Harry Potter, Tolkien y Stephen King que puede ser interesante... Además podriamos poner un apartado en el que demos una pequeña descripción y crítica de los libros que vamos leyendo para que la gente tenga un punto de referencia acerca de qué leer.

A ver que os parece...

Un saludo a todos.

martes, 19 de febrero de 2008

Noticias

-El libro de Roberto Bolaño "Los detectives salvajes" ha sido prohibido en las prisiones del estado de Texas por constituir un mal ejemplo para la población reclusa. Es curioso que este libro ha sido, en su traducción al inglés, el más laureado en Estados Unidos del autor y también que el concepto de prisiones en Estados Unidos, y especialmente en Texas, es el del castigo y no el de la rehabilitación, como en España (aunque eso esté por ver). Se puede ver la noticia completa en el enlace:
http://www.revistaenie.clarin.com/notas/2008/02/18/01610325.html

-Murió Alain Robbe-Grillet. Fue el pasado domingo en Caen (Calvados) producto de una crisis cardíaca. Es curioso que, en los últimos meses, en España, Vicente Verdú con unas "reglas para la supervivencia de la novela" ha soliviantado todos los blog's y foros literarios. Alain Robbe-Grullet fue, en su momento, la alternativa a la novela clásica. Fue llamado el ideólogo de la "nueva novela", pero hoy vemos que, realmente, las cosas han cambiado muy poco. Sin embargo, la llegada de las nuevas tecnologías e Internet parece que anuncian un nuevo cambio, la prueba es la resistencia de los viejos autores, como Doris Lessing, al "demoníaco" nuevo medio.
Ampliar la noticia en:
http://www.abc.es/20080219/cultura-cultura/muere-alain-robbe-grillet_200802190351.html

-Votar por Internet se ha convertido en "la ley del más fricky". Todos conocemos ejemplos. De hecho, en las últimas semanas, el concurso literario de NH Hoteles, Mario Vargas Llosa, para votar por Internet, ha resultado un escándalo porque un grupo de esmerados internautas, sin ninguna clase de ética, han llamado a sus clientes en red para conseguir votaciones por encima de mil. Hemos seguido a todo el grupo de más votados y todos han dejado señales en la red de una falta total de ética, un todo por el premio que desvirtúa este tipo de votaciones en red. Sin embargo, ahora nos ha llegado un ejemplo muchísimo más divertido, el de las canciones que deben ir a eurovisión. Ver esta noticia en:
http://www.elperiodico.com/default.asp?idpublicacio_PK=46&idioma=CAS&idnoticia_PK=484807&idseccio_PK=1029

El Club del Relato

Bienvenidos a "El Club del Relato", el blog donde la pequeña literatura se siente más grande, donde los sueños viajan arropados en frases de siempre y donde todo el mundo tiene la posibilidad de ser escritor.
Un anhelo, una meta, una pasión... la literatura en estado puro: "EL CLUB DEL RELATO"



Esto vendría a ser algo así como una emisión en pruebas. Personalmente creo que este, por el momento, es el servidor de blog's más adecuado, para las pretensiones de nuestro grupo literario, hasta que nos podamos permitir la creación de una web.
Una de las ventajas es que podemos cambiar el direccionamiento y el nombre del blog si finalmente elegimos uno diferente. Para eso está puesta la encuesta de la derecha, pero como se puede observar tiene un apartado OTROS porque no creo que tengan que acabar ahí las posibilidades de nominar esta aventura.
Este blog también puede modificar su aspecto, de hecho, por el momento, he buscado el que tenga menos detalles y satisfaga, durante el periodo de pruebas, nuestras necesidades.
De entrada he invitado a los 11 miembros que iniciamos esta aventura, pero creo que ha llegado el momento de que también incluyamos a los 3 nuevos miembros.
Por último quiero dejar claro que desde mi punto de vista, este proyecto, que ahora se inicia, no es más que el embrión de algo mucho más grande y que pretende cambiar los mismísimos fundamentos del mundo editorial en nuestro país. No es un proyecto modesto aunque lo sean sus orígenes y todo su futuro depende del nivel de penetración que logremos en Internet. Pero tranquilos porque todo es cuestión de eso... de tiempo. "No se tomó Zamora en una hora".

Así que, como diría Buzz Lighyear, de la película de Disney-Pixar "Toy Story",... "¡Hasta el infinito y más allá!", que empieza la eventura.

Vicente Salinas Roca